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REGRESO

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LA
FIESTA
DE LOS
ENCIERROS


"Cuando cada víspera de la festividad del 8 de septiembre la Procesión de las Antorchas, con la Virgen Niña en andas, recorren aquellos vecinos las calles de la villa, pandas de mozos al frente, siendo quien vive esas horas, el milagro de la unión de un pueblo en torno a sus tradiciones, y cómo el nuevo día 8 llega con una aurora de fe, para proseguir hermanando en esa ilusión de perpetuarlas."
(Cantabria, de pueblo en pueblo, de Mann Sierra)


El día 7 de Septiembre de 1.971, tuvo lugar la primera procesión de las antorchas, procesión que precede al primer encierro de las fiestas. Fue en estas fechas cuando se unió la festividad de la Vírgen Niña con las fiestas de las encerronas, fiestas por excelencia de Ampuero. En principio, y desdel el año 1.941 en que comenzaron, el encierro sólo se desarrollaba un día, y la víspera se celebraba la procesión; en las últimas décadas, los encierros duran de tres a cuatro días, uniendo el día grande (8 de septiembre) al fin de semana anterior ó posterior.

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La emotiva procesión que recorre prácticamente las calles principales de la villa, es seguida por la inmensidad de los visitantes que acuden a dar la bienvenida a las fiestas con el tradicional chupinazo de su comienzo; y quienes no la siguen se dejan seducir por el solemne paso de la talla y del largo y contínuo devenir de la hilera de antorchas que incondicionales y participantes de las peñas llevan torno a ella.

Para magnificar aún más la vistosa procesión, se acompaña de la Banda Municipal de Ampuero y grupos de música popular, que con sus personales toques mantienen la atención del abundante público que respetuoso presencia el paso de la patrona. Antes y despues del desfile, tras la misa en honor a la Virgen Niña y en la iglesia de Santa María, se canta a la patrona, se tiran fuegos artificiales y cohetes, y las campanas repican como en ninguna otra ocasión el resto del año, convirtiendo a todo el acto en una honda tradición que ha arraigado en propios y forasteros.



Quien no conozca estas festividades, y presencie los actos de la víspera, (para muchos los más atractivos de las fiestas) puede intuír que vivirá unas grandiosas fiestas, ya que a todo esto le precede "el Chupinazo" con el lanzamiento de la bomba que dará por inauguradas oficialmente las fiestas que en su totalidad durarán prácticamente las tres primeras semanas del mes de Septiembre.

El Chupinazo, que se celebra desde el 7 de septiembre 1979, al igual que en Pamplona se celebra desde el balcón del Ayuntamiento, y tambien al igual que en Pamplona, el público espera ansioso el lanzamiento de la bomba, que queda ensordecida por los gritos de alegría de los cientos de personas que abarrotan la calle del Ayuntamiento, y los más alejados, en segundo plano presencian tambien el llamativo acto. Momentos antes, las peñas que animarán las calles de la villa durante los cuatro ó cinco días que duran las fiestas en honor de la Vírgen Niña, se concentran bajo el balcón del Ayuntamiento, mezclando sus alegres sones con el júbilo del personal allí concentrado. El espactáculo es multicolor e intenso. En pocos minutos, la corporación municipal con su representante al frente saluda a todos los presentes, deseándoles unas felices fiestas y agradeciéndoles la presencia en tan esperadas fechas; tradicionalmente, se canta el himno de Ampuero, que cada vez acompañan más entusiastas de la villa, y tras unas palabras, el cohete sale disparado, y sin esperar a su estallido, todos los concentrados como uno sólo gritan de alegría, saltan, y riegan sus cabezas de champán ante una celebración que invita al regocijo
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Tras varios minutos es cuando la calle va muy poco a poco despejándose por quienes irán a la iglesia a la celebración en honor de la Patrona, seguir su procesión, y a acompañar los cantos y muestras de júbilo que se desarrollan en la iglesia y fuera de ella, junto al son de cohetes y campanas. Otros, comienzan la fiesta en los muchos bares, bodegones, restaurantes, pubs, etc que para todos los gustos abundan en todos los aledaños de Ampuero, ó visitan las ferias a la espera del comienzo de las contínuas verbenas, romerías y actuaciones de bandas y conjuntos que a partir de éste, todos los días tienen lugar.


Los días de los encierros el bullicio es mayor a cualquier hora del día que la víspera, el chupinazo. Desde primeras horas, antes del encierro, las bandas animan las calles y sirven de reclamo para que el público sepa que se va a desarrollar el encierro en sí. La animación va en aumento y el público que llega de otros lugares se va integrando en el ambiente festivo, participando en todos sus aspectos. A las 12 del mediodía, y tras las tres bombas de aviso al público, en intervalos de un minuto, para que quienes no deseen correr se retiren del circuito, la suelta de las reses desde la plaza de toros es el acontecimiento esperado por los verdaderos aficionados, el encierro.



Las reses salen de los corrales de la plaza de toros y tras el recorrido por la calle principal de la villa, animales y corredores regresan al ruedo, donde el público y las peñas espera en la plaza las animadas vaquillas, en las que los mozos que lo desean saltan al ruedo a evitar cuando lo pueden los embistes de las reses. Cuando estas finalizan, el público que las ha presenciado, así como quienes han corrido los encierros, salen al pueblo a continuar con la fiesta acompañados de las peñas y bandas que han animado los actos taurinos que se desarrollan en la plaza de toros.

Es en esos momentos del mediodía es cuando se alcanza un climax idóneo de celebración, ya que todo el pueblo está abarrotado de gente que alegremente disfruta alternando en los bares y en las calles, y las bandas no dejan de recorrerlas e invitar a bailar sus animados y populares sones.



Los sábados y el 8 de Septiembre, justo al mediodía, en la bella plaza de la villa, las bandas se juntan para exhibirse ante la atención del animado público. Lo hacen tras la actuación de otros grupos folcóricos que hacen que el paso de las horas del mediodía sean tan amenas y rápidas que no den lugar a retirarse para el regreso otra vez en la tarde y noche al resto de fiesta que aún nos aguarda.

La hora de los toros, se reserva a los aficionados taurinos y a quienes desean descansar y coger fuerzas para continuar el resto del día y de los días. La ascendente calidad en los carteles taurinos, y la significativa parte que a estas fiestas imprime el candario taurino, suponen una amplia participación de público en dichos actos. Aquí mismo, en la plaza de toros, antes y despues de corridas y vaquillas tiene lugar otro curioso ambiente de participación y festividad, ya que en los bajos de la plaza se ubican la mayoría de los locales-sede de la peñas, con sus propios bares al público, y es en estos bares donde tambien se respira un ambiente de fiesta en estas horas cercanas a las corridas de toros y de las vaquillas, en donde aficionados cambian impresiones y los visitantes observan una cara distinta de las fiestas, con la nutrida presencia, como no, de las respectivas peñas, que decidamente protagonizan los más importantes momentos del desarrollo de las fiestas.


Las ferias, tómbolas y distintas atracciones que acuden a sabiendas de la afluencia de público que se da cita en Ampuero, otorga si se quiere más colorido, sobre todo a la tarde-noche, en la que masivamente acude gente sobre todo jóven a gozar de la noche en sí, con las verbenas que hasta altas horas actuan en la plaza y con los numerosos bares con música festiva que ofrecen al visitante cualquier demanda que desee.


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